¿Desea aumentar su participación de mercado? ¿Quiere
mejorar sus ingresos por cuenta? ¿Ansía desarrollar referencias? Por supuesto, ¿que
organización no quisiera todo esto? Construir un plan estratégico y táctico para
retener y cultivar sus clientes existentes hará estas tres cosas; pero diseñar
un plan, que sirva para todos sus cliente no conseguirá ninguna de ellas.
¿Están sus actividades de retención de clientes
cuidadosamente segmentadas tanto por rentabilidad como por tipo de comprador?
En su pionera investigación, Rackham argumentó que hay tres tipos principales
de compradores:
1. Compradores de valor intrínseco: el valor es únicamente
intrínseco al producto, ellos entienden de antemano qué están comprando y cómo
usarlo, la fuerza de ventas no agrega y crea nada. Uno de los compradores de
valor intrínseco mas conocidos es Wal-Mart. Estos son los llamados clientes “Transaccionales”.
2. Compradores de valor extrínseco: el valor no está
tanto en el producto, sino que principalmente en cómo se usa. Estos clientes
valoran la ayuda y el consejo. Estos son los llamados clientes “Consultivos”.
3. Compradores de valor estratégico: demandan un
extraordinario nivel de oferta de valor, el producto o la consultoría es
insuficiente, están buscando apalancar todas las competencias cruciales de sus
socios de negocios, y transformarán su propia organización y estrategias para
aprovechar al máximo el valor estratégico de la relación de negocios. Estos son
los llamados clientes “Empresa”.
La organización de ventas exitosa venderá de forma
diferente a cada tipo de comprador, creando valor real en el proceso de venta
por si mismo. La organización completa que es exitosa manejará de forma
diferente la relación con cada tipo de comprador, creando de esta forma valor
continuo para sus clientes.
Piense en el cliente de valor intrínseco más rentable
que usted tenga. Ahora piense en su cliente de valor estratégico más rentable
que tenga. Estos son sus dos extremos. Dado que el valor que compraron fue dramáticamente
diferente, es altamente probable que lo que ellos continúen valorando será también
dramáticamente diferente. Por lo tanto, si sus actividades de retención de
clientes se ven iguales para ambos tipos de clientes, usted tiene un problema
fundamental; ellos no valoran las mismas cosas.
Por ejemplo, ofrecer permanentemente “pepitas” de consultoría
a un comprador de valor intrínseco es más probable que desarrolle irritación en
vez de retención. De la misma forma, enviar semanalmente catálogos de productos
sin explicación ni soporte a un
comprador de valor extrínseco sugiere que usted no los entiende como cliente.
La continuidad es la clave. Después de todo, lo que ellos
valoran no es una sorpresa; usted conoce el valor que usted vende y que ellos
compran. Usted sabe sus necesidades y percepciones; ahora usted sólo tiene que incluirlos
a través de cada punto de contacto en su organización. El enfoque en el cliente
por tipo de comprador tiene que hacerse un hábito.
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